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De: Orishas_Art
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Cosmología Yorubá
Tema publicado: 06 de noviembre de 2005.
Autor: Victor Betancourt Omó Lofaoro Estrada.
Libro: "EL BABALAWO. Médico Tradicional".
En oposición al europeo, el yorubá no presenta al mundo como un conflicto entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas, entre Dios y el Diablo. En su realidad reconoce que todos los poderes, aún los divinos, tienen posibilidades tanto destructivas como constructivas, recursos que ellos utilizan durante los ritos, lo mismo para salvaguardar el bienestar colectivo, que para ganar la guerra utilizando los poderes destructivos contra sus enemigos.
Los yorubás conciben el universo como una esfera dividida en dos planos, el plano superior es representado por la mitad de un güiro (igba) boca abajo, éste plano se denomina Orun (Cielo) es el mundo sagrado donde viven o residen los dioses y las almas de nuestros ancestros, los cuales son clasificados en varias categorías, según el grado de depuración espiritual. el mayor grado espiritual le pertenece a los orisás que fueron ancestros divinizados, seres humanos que se superaron dramáticamente en el momento de su muerte, por lo cual fueron deificados, alcanzando la condición de fuerzas naturales que fueron humanizadas con ellos. En éste plano, considerado como la residencia de los dioses, habita Oloddumare el ser supremo al cual se pudiera comparar con el Dios católico, el Alá del Islam, el Zeus del Olimpo griego, el Amon Rá de los egipcios, etc. A Oloddumare también se le conoce como Olorun, Eledá, Elemí; es la fuerza suprema de la que emana toda la creación.
La palabra Olodumare se deriva de las palabras yorubá: O > quién, Li > posee, es dueño, Odu > figura, indicación para la adivinación, Ma > indica continuidad y Are > primero en rango; o sea: "el primero en rango, quien posee continuamente la figura que indica la adivinación". Si consideramos que los odu (signos de Ifá), representan la explicación del mundo en la religión yorubá y que cada odu, además, explica parte de él fraccionariamente, pudiéramos imaginar el carácter supremo de Olodumare como dueño de éstos.
Olodumare no recibe sacrificios como los demás dioses yorubás, ni nignún rito. No tiene sacerdotes, ni símbolos, ni imágenes, ni templos, de él sólo se conoce su nombre. Es una palabra que está presente en todo lo que acontece en la tierra. Ifá plantea que la vida en la tierra se encuentra fraccionada en odu, así como Olodumare está fraccionado en el mundo. Por lo cual se dice que Olodumare no tiene identidad sexual y nada lo puede representar porque es parte de todo lo que existe y todo lo que existe lo conforma a él. Un mito yorubá hace referencia a que a principio no estaban vivas las cosas, el cielo estaba solitario, no había ni pájaros, ni espíritus ni nada. El cielo era entonces en forma de concha; allí se movía una idea, un pensamiento; esa idea era Olodumare, ésta se fue enroscando y de ella brotó una palabra, la primera palabra que estremeció todo el universo. Esa palabra fué roo or, la cual derivó a roo-ro u oro; el principio de ella que representa al espíritu de la adivinación y que proporcionó a los seres humanos tres cualidades fundamentales: la sabiduría (ogbón), el conocimiento (imo) y el entendimiento (oyé). Dice el mito que la palabra que salió de la idea fue conformando a Olodumare, o sea, al mismo universo. En éste mito se revelan muchos aspectos esotéricos en cuanto a la creación, vista desde el punto dialéctico y filosófico. Ésta es una de las acepciones que se tiene de Olodumare.
En el mundo Trascendente, también residen los llamados Ibikeji Olodumare (doble en el creador). Se cree que cada ser humano tenga un doble espiritual en el cielo, la suerte de este doble en el cielo, determina la suerte de la persona que refleja en la tierra.
Los teólogos y astrólogos de la antigüedad entendían que una persona nacía bajo la influencia de determinada constelación, la que clasificaban por su forma o figura, recuérdese la acepción de la palabra odu, correspondía con la suerte o la desgracia de dicha persona. las profecías dependían directamente de las influencias del grupo estelar clasificado en cada caso.
En el concepto yorubá se plantea que cada persona está en correspondencia con la forma de su signo u odu, la cual es marcada en una bandeja circular de madera conocida como Opón de Ifá y que, a su vez, simbólicamente representa el Universo Yorubá, además, se cree que las figuras que se marcan en él, durante el proceso de adivinación, son el reflejo en la tierra de éstos dobles espirituales en el cielo, a los que se hizo referencia anteriormente, considerándose así que los odu son los representantes en la tierra de los Ibikeji Olodumare.
El primer profeta que marcó estas figuras en la tierra se conoce como Orunmila y su nombre, etimológicamente, se deriva de las palabras yorubá Orún > el cielo; Ami > signo, presagio; y La > aparecer como el Sol; o sea, "del cielo el presagio aparece como el Sol". Muchos adivinos opinan que existen vínculos muy estrechos entre el sistema de adivinación de Ifá y la astrología, en muchos casos se han manifestado evidentemente estas concordancias.
El segundo plano es conocido como Aiyé (el mundo), es el mundo visible, el plano físico representado por la otra mitad de la jícara boca arriba, ambas mitades, la de Orun y la de Aiyé, simbolizan la esfera del Universo Yorubá. Este segundo plano es el mundo tangible del ser humano, se dice que la residencia de las personas en él no es permanente, cada cual viene a él a cumplir una encomienda en un tiempo determinado, viven en él, parte hacia Orun y vuelven a renacer en la tierra, cumpliéndose así el ciclo espiritual de existencia concebido por los yorubá. Un dicho popular yorubá dice: "el Mundo es un mercado donde nosotros visitamos, el otro mundo (Orun) es nuestra casa".
La religión yorubá se sustenta en un cuerpo de creencias y ritos donde las fuerzas naturales y sociales rigen la vida en la tierra. Uno de los tantos mitos yorubá donde se hace referencia a la creación, está basado en la creencia de que la principal fuente de creación está en forma de esencia espiritual denominada como asé (Ashé), (principio dinámico de relación) y Olodumare es la existencia de asé, es el propio asé, es lo que da la posibilidad de que las cosas se realicen.
El mito enseña que el universo visible está generado por dos fuerzas dinámicas, una es la fuerza de inalo, la cual se conoce por la expansión y la otra es la fuerza de isoki, la cual es conocida por la contracción. La primera manifestación inicial de estas fuerzas está directa en imo que se conoce como la luz y termina en aimoyé (la oscuridad). La expansión y la luz están identificadas con el espíritu masculino llamado orishakó, todo grupo que formen pares y la figura simbólica es la línea recta. La contracción y la oscuridad están identificadas con el espíritu femenino llamado orishabó, los grupos que formen nones y su figura simbólica es el círculo. Ninguna manifestación de éstas fuerzas es considerada superior a la otra. Ambas son elementos esenciales en el cabal balance de la naturaleza. La primera se manifiesta durante el día y la segunda durante la noche. El equilibrio perfecto de éstas dos fuerzas se logra durante el poniente y el ocaso.
Ambas fuerzas aparecen desde la matriz del universo invisible conocido como imole (casa de la luz). Allí reside una sustancia invisible que transforma la potencia espiritual en realidad física, esta sustancia se mueve entre las dos fuerzas dinámicas y se le denomina asé.
El asé es la fusión de los cuatro elementos primordiales que forman el gran agente mágico universal, estos elementos son el fuego, el aire, el agua y la tierra, utilizados en la antigüedad por muchos alquimistas. El asé, además, tiene una doble naturaleza, poderes destructivos (Ajogún) y poderes constructivos (Iré), ésta doble naturaleza es manejada por uno de los tantos dioses yorubás conocido como Esu (Eshu). Cuando ambas se unen, hacen una tercera y posterior cualidad, esta tercera es la perfecta. El asé proporciona las energías necesarias para formar una nueva vida, éstas son tomadas de los orisás o fuerzas naturales, tales como ríos, mares, el rayo, las piedras, etc. El nuevo ser estará ligado directamente a la vibración original que influenció en él, ésta energía vibratoria actúa en el nacimiento haciendo que los elementos primarios se trasformen según los procesos materiales y el cuerpo vaya tomando forma, éstos elementos trabajan influenciados por tres principios creativos concebidos por los yorubás, el primero es iwá (principio de existencia), el segundo es asé (principio de realización) y el tercero aba (principio que permite que las cosas tengan orientaciones y dirección en un sentido preciso). Cada uno en su respectivo lugar, van formando, a partir del embrión, todas las partes del cuerpo. Todas las fuerzas son fundidas hasta que nace el nuevo ser. La fuerza primaria que influyó en la formación y desarrollo del nuevo ser se denomina Ángel de la Guarda u orisá titular. Los cuatro elementos son los espíritus de Esu que integran y dinamizan los diversos planos en que se divide la creación y están representados por la vela, las invocaciones, el agua y los elementos mágicos religiosos utilizados en los ritos.
Otros de los mitos referidos a la cración y los cuales expresan la cosmología yorubá plantea que Olodumare engendró a dos deidades, la primera a Oduduwa (Odudúa) y la segunda a Obatalá, a los cuales encargó el resto de la creación. Partiendo de la base de la creación del mundo, éste se creó en Ilé Ifé (ciudad sagrada para los yorubás ubicada en Nigeria), por mandato divino, Olodumare envió a la tierra a Oduduwa y a Obatalá para cumplir la orden divina de la creación, incluyendo al ser humano.
(...) Como hemos leído anteriormente, se deja notar en los mitos yorubás el carácter científico y filosófico de la creación, la semejanza de la evolución de las especies así como la presencia de los cuatro elementos primarios (fuego, aire, agua y tierra). A continuación haremos referencia a otros de los mitos donde se refleja el carácter geológico de la creación.
Para muchos es sabido que los yorubás personificaron elementos naturales, así como personas que tuvieron relevancia en su vida, fueron identificadas con elementos naturales. Dieron vida a las rocas, árboles y animales, así como de todos ellos crearon mitos, fábulas y leyendas, creando una estrecha relación armónica entre hombre y naturaleza. Los poetas de la antigüedad como Homero, Virgilio y otros tantos siempre se referían a los espíritus de la naturaleza como ángeles. a éstos los denominaban devas (ángeles situados entre los seres divinos superiores y los seres humanos). Estos constan de dos órdenes distintos: los devas mayores y los devas individualizados. Los cuatro devas mayores son Agni (señor del fuego); Pavuna (señor del aire); Varuna (señor del agua) y Kchiti (señor de la tierra). Al elemento que nace de éstos cuatro se le denominó Quinta Esencia. La materia se constituye de cuatro elementos, cuatro órdenes fundamentales de vibración: tierra, aire, agua y fuego. Pero éstas se derivan de un quinto elemento, su origen es al mismo tiempo su fin. Así pensaban algunos autores del hermetismo medieval.
También en los mitos yorubás, se deja ver la presencia de estas órdenes vivificadoras, por medio de los señores de la naturaleza u orisá.
Primeramente haremos referencia a los orisá que participan en el siguiente mito y el sentido etimológico de sus nombres para luego entrar en el tema.
Obatalá: Dios de la creación, encargado de conformar y procrear a los seres humanos. Su nombre se deriva de las palabras yorubá: O > quien, Ba > se encarama, Ta > resplandecer, brillar, Alá > límite, o sea; quién se encarama brillando en el límite. Aquí el límite se refiere a las alturas la línea de demarcación entre Orun y Aiyé. Este orisá fué personificado con las grandes elevaciones y montañas donde se cree habita su espiritualidad.
Oduduwa: Dios de la existencia y creación de la tierra, fue la primera deidad que pisó la tierra, dejando sus huellas, hoy se le conoce a éstas marcas con el nombre de ese ntaiye oduduwa. Su nombre se deriva de las palabras yorubá: O > quién, Dudu > a gran profundidad, Iwa > existencia, o sea; quién a gran profundidad tiene la existencia, acepción por la cual muchos la conocen, creyéndose que Odudúwa como deidad femenina sea la patrona de la existencia y que en su seno guarde la simiente de toda la vida en la tierra, como una madre guarda en el interior de su vientre todos los órganos de procreación de un nuevo ser. A esta deidad se identificó con las depresiones profundas de la tierra, donde se venera su espiritualidad.
Yemojá (Yemayá): Diosa de las aguas marinas y todas las aguas corrientes de la tierra, también conocida como la madre de los peces. Su nombre se deriva de las palabras yorubá: Iyé > vida, madre, Omo > hijos, simiente, Ejá > simiente de los peces. Este detalle es muy significativo, más adelante veremos como la cosmología yorubá considera que los seres vivientes o la manifestación primera de vida fue en los mares, cosa que está muy presente en casi todos sus mitos, además que se considera a Yemayá como la madre del mundo. Esta orisá fué identificada con los mares, nuestros ancestros consideraban que el mundo poseía siete mares, número simbólico que se le atribuye a ésta deidad.
Aganjú (Agayú): Dios de los volcanes y desiertos, remero de los ríos de antaño. Su nombre se deriva de las palabras yorubá: A > quién, Gan > semen, Ju > repartió, o sea; quien el semen repartió. Fue identificado con la lava del volcán, el magma ígneo que depositándose en los ríos forma diferentes variedades de barro y rocas de base volcánica, allí en los ríos se le rinde veneración y se cree que enterrado en el fondo habita su espiritualidad.
Orugan: Dios de los micro organismos, los seres invisibles que viven en las entrañas de la tierra y ocultos en cuevas. Su nombre se deriva de las palabras yorubá: O > quién, Ru > ofreció, Gan > semen, o sea; quién ofreció el semen. (...)
(...) Cómo hemos visto dentro del mito yorubá parece ser que se encuentra oculto el concepto primitivo de la creación, todo lo antes expuesto nos enseña cómo el yorubá concibe el Universo y de qué forma este concepto fue incluido en el cuerpo literario que embellece el culto, implícito en los poemas, versos, leyendas, fábulas, mitos, etc, que lo componen y que además están dentro de los Odu de Ifá. Por esa razón es que los yorubás entienden que la vida en la tierra y todas las leyes que rigen la naturaleza, están fraccionadas cada una en los Odu de Ifá.
ORUNLA, la divinidad de la Sabiduría
El Elerí Ikpin
"El Testigo de la Creación o del Destino"
En todas las historias de Ifá, Orunmila hace galas de su inteligencia para resolver cualquier problema que advierta el oráculo, porque es capaz de aplicar sabiamente el conocimiento y la comprensión; esta cualidad convierte a Orunmila en la deidad que reprsenta a la sabiduría dentro de la cosmología yorubá.
El nivel de desarrollo de la conciencia individual y colectiva genera la sabiduría necesaria para el empleo de la voluntad, pero al entronizar la codicia, el hombre ha roto con el equilibrio y la conexión que Oloddumare estableció en su proceso creativo con cada deidad personal. En este punto es donde Orunmila destaca, pues aunque no interfiere con la voluntad del hombre, a través de sus enseñanzas por todo el cuerpo literario de los odu de Ifá, le permite interpretar y encontrar los caminos que llevan a la Verdad y lo alejan de la ignorancia.
Una persona puede ser muy ignorante aunque posea mucha información, pues la información en sí misma no es poder; el auténtico poder y progreso están en la Sabiduría para emplear la información. No basta tener conocimientos sobre uno o diferentes temas, si no existe un sentimiento abierto de aceptación, tolerancia, comprensión y amor.
La sabiduría de Orunmila es la compilación de la conciencia astral, por eso al vincularlo al sistema de adivinación de Ifá, como su portavoz e intérprete, se dice:
Ifá es el maestro de hoy,
Ifá es el maestro de mañana,
Ifá es el maestro de pasado mañana...
Orunmila es la única divinidad que ha dsabido utilizar con efectividad la inteligencia y la sabiduría. Adquirió el poder supremo por encima de los poderes del culto de la Hechicería, sobre el rey de la Muerte (Ikú en Yorubá) y ganó para sí, también, los poderes del resto de las deidades, es quien mejor emplea la estrategia de la perseverancia y la paciencia; es capaz de hacer prósperos a sus hijos y se le considera como el patrón de los conjuros o señor de la palabra, pues como señala el odu de Ifá Ogbe Irosun: "La palabra de Orunmila no cae al suelo porque siempre habrá una cabeza para recogerla". Su trono se asienta sobre cauries para significar que venció al dinero, fenómeno voraz y destructor.
Desde los inicios de la Creación tuvo la pericia de tratar inteligentemente con Echu y así evitar que obstaculizar sus planes.. Fue Orunmila quien ilustró al hombre para detener la amenaza de la muerte prematura, pues conoce los tabúes y preferencias del resto de las divinidades; el sacrificio es su principal estrategia para desviar las perspectivas del peligro y acercar al hombre a todos los caminos de la properidad aquí en la Tierra, por eso se afirma que puede cambiar el curso del destino.
La deidad de la Sabiduríaa es un fuerte defensor de la verdad; sin embargo la verdad es amarga y no todos desean y gustan de oírla; algunos, incluso, hacen grandes esfuerzos para obviarla; pero Orunmila asegura que la verdad, a pesar de ser menos atractiva y estar asociada con las dificultades, trae más beneficios que la falsedad, porque cuando la verdad llega, la mentira se va.
En la ctualidad, el binomio Ifá Orunmila constituye uno de los cultos más importantes no sólo en tierras yorubá, sino que se ha convertido en la filosofía de vida de una importante porción de los habitantes del planeta, porque con esta filosfía el hombre encuentra explicación a las causas de sus problemas y cómo enmendarlos al enseñarle el camino hacia la razón de la existencia.
El autor.
"Leyendas de la Santería - Patakí"
Autora: Migene González Wippler
Aunque en Nigeria los yorubá adoran más de seiscientos orishas, en el Nuevo Mundo éste número disminuye a un poco más de 20. Esta menor cantidad de orisha, no indica una adoración menguada. Por el contrario, más personas creen en el poder de los orishas en el hemisferio occidental que en Nigeria. Hay menos orishas adorados en el Nuevo Mundo, porque en Nigeria practicamente cada aldea o pueblo rinde culto a su propio orisha personal. Por ejemplo, Obbatalá se originó en la Ciudad Sagrada de Ifé, Shangó es de Oyó, Oggún de Iré, Oshún de Osogbo, Elegguá o Eshu de Ketu y Yemallá de Abeokuta.
Durante el comercio de esclavos sólo algunas de las aldeas yorubás fueron atacadas y sus habitantes llevados a las Américas. Los orishas que adoraban se hicieron parte de la tradición orisha en el Nuevo Mundo. Pero debido a que las diversas familias yorubás se mezclaron durante el exilio, la gente empezó a rendir culto a varios orishas en lugar de sólo uno, como sucede en Nigeria. En algunos casos, como el del orisha Oshosi (El Cazador Divino), una aldea entera con su correspondiente orisha fué llevado a las Américas. Esto terminó con la adoración de este particular orisha en Nigeria, dónde no queda nadie que conociera sus misterios y ritos. Pero en Cuba y Brasil, el Culto de Oshosi es muy poderoso.
L O S O R I S H A S
La religión yorubá es un sistema mágico religioso que tiene sus raíces en la naturaleza y en las fuerzas naturales. Cada orisha o deidad está identificado con una fuerza natural y un interés o esfuerzo humano. En la Tradición Yorubá, los orishas fueron divididos en dos grupos: Los blancos (Orishas Funfún) y los oscuros. Los Orishas Blancos son fríos y tienen poderes que otorga la vida. Entre ellos están Obbatalá - El rey de la tela blanca- símbolo de paz y pureza; Osain - Dios de las Yerbas -; Orishaoko - Dios de la Agricultura -; Oshún - Diosa de Agua de Ríos, Amor y Matrimonio - y Yemallá - Diosa del Mar y la Maternidad -. Por otro lado, los orishas oscuros son calientes y sus poderes están presentes en la guerra o cuando se derrama sangre en batalla o en cacería, entre ellos se encuentra Shangó - Dios del Fuego, El Trueno y Los Relámpagos -; Oggún - Dios de la Guerra y los Métales -; Oyá - Diosa de la Centella y del Cementerio -; y Shankpanna (Babaluayé en el Nuevo Mundo) - Dios de las Enfermedades, La Viruela -.
Los orishas también son vistos como representaciones de cualidades o sentimientos humanos. En muchas formas pueden ser considerados arquetipos del inconsciente colectivo.
[...] Es interesante observar que los yorubás creen en el fenómeno de posesión. Muy a menudo, durante invocaciones ritualistas o durante un baile ritual, los orishas descienden y toman posesión de los iniciados en sus misterios. Durante la posesión, el individuo expone todas las características atribuidas a un particular orisha, además de inusuales habilidades precognitivas, poderes extraños y fuerza sobrehumana; todos los atributos naturales de un arquetipo formado de energías psíquicas dirigidas a un canal específico.
De acuerdo a la perspectiva de Jung, cada orisha puede ser visto como una representación de un arquetipo humano que encarna una fuerza natural y una espiritual. Esencialmente sus fuerzas naturales de las cuales somos una parte intrínseca. Podemos entonces ver que Yemallá es La Madre Celestial de los Yorubás porque el mar, que ella representa, es un símbolo místico de maternidad y toda vida en este planeta proviene de los mares primordiales.
Los ríos son el sustento de la vida, porque son la fuente de agua, sin la cual moriríamos. Oshún, como las aguas del río, sostienen la vida y como tal, es también amor, matrimonio y la alegría de vivir.
Shangó es fuego, trueno, relámpagos y pasión desenfrenada. Su intensa vitalidad es la precursora de la lluvia dadora de vida que nutre ríos y océanos. Pero él también es fuego, que evapora agua y destruye vida si no es controlado. Shangó es símbolo de un poder natural sin el cual nada es posible, pero que sólo puede servir si es adecuadamente canalizado. La lección de Shangó es el control de las pasiones y la sabia distribución de la energía.
Eshu o Elegguá es el destino, El Mensajero de los Dioses, y se dice que está en cada esquina protegiendo celosamente la preservación de la justicia. Es el enemigo de todas las cosas que frustran las cosas de la vida (crímen, odio, discriminación, abuso, vicio y corrupción). También prueba la fortaleza y buena voluntad de las personas, causando problemas.
Obbatalá es blancura, purerza y perfección. Es el ser humano perfecto en el que todos deberíamos convertirnos.
Oggún es guerra, un símbolo de lucha dentro del alma para mejoramiento y perfección. Es destructor del mal; pero también es el trabajador del hierro y como tal, la esperanza de la civilización, nos da una elección (vida o destrucción).
Luego está Oyá, el rayo o la centella, el azote de la tierra. Pero ella también es la Guardiana del Cementerio, de la Entrada a la Muerte y otra vida en el plano espiritual. Su deber es recordarno constantemente la brevedad de la vida humana y la importancia de usar nuestro tiempo en la tierra sabia y productivamente. Esta productividad es enfatizada por Orishaoko, el Patrono de la Agricultura, que es también un símbolo de estabilidad y éxito.
Para los yorubás, los orishas no son simplemente los sombríos recordatorios de nuestros deberes en el mundo. También son portadores de un mensaje mucho más importante: SI ENCONTRAMOS ARMONÍA EN LA NATURALEZA Y ENTRE LOS SERES HUMANOS, LA VIDA PUEDE SER UNA MARAVILLOSA AVENTURA, LO CUAL ES REALMENTE LO QUE OLODDUMARE DESEA QUE SEA.
La autora.
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