Autor: José Beniste.( de Las Aguas de Oxalá, Editorial Bertrand, Brasil)

Oxalá se revela como el principio creador con funciones de crear como mejor le parezca, teniendo así ciertos privilegios especiales en todos los actos litúrgicos, dónde se desea dar la idea de algo naciendo, creando o evolucionando. Su alto grado de moralidad representado por el color blanco, lo torna merecedor de respeto, imponiendo con esto severas restricciones al comportamiento de todos los que lo tienen como Orixá tutelar.

Esa posición fue el punto de partida para asimilarlo a la figura de jesucristo, el hijo predilecto del Dios Bíblico, con la misión de reformular los conceptos éticos y morales aceptados en la época, creando un nuevo modelo de vida para sus seguidores. Su atribulada vida terrena con sufrimientos y persecusiones, traiciones y posterior resurrección forma otros pasajes que encuentran identificación con Oxalá en dos momentos de su historia. La primera fué el viaje al reino de Xangó y que dá la base al ritual de las Aguas de Oxalá. La otra, su convivencia con los seres humanos en los inicios del mundo Yoruba. Envidiado y perseguido, tuvo su cuerpo fragmentado y posteriormente recompuesto por Olodumaré en el Orun.

La odisea de Oxalá es una referencia cuando se posiciona como porta-voz de dos Odus en el juego de Buzios- Eji Onile y Ofun- indicando problemas  con sufrimientos, dolencias, cirugías y al mismo tiempo paz y tranquilidad, conforme a la combinación de las jugadas.

Mientras Oxalá es visto como Creación de Olórun, Jesús es visto como hijo de Dios, no como una filiación de naturaleza sino una filiación adoptiva a través de una elección divina. Es el personaje mayor del escenario Cristiano. En  Bahía es el Señor do Bonfim, donde se confunde con Oxalá en las festividades del lavaj de las escaleras de la Iglesia, por la asociación con el mito de las aguas. N del T: (antiguamente se lavaba toda la Iglesia).

El ritual se transporta al tiempo de la construcción de la Iglesia, cuando el capitán de mar y guerra portugués Teodosio Rodrigues de Faria, en 1754, instituía la devoción al Señor do Bonfim, venerado en Setúbal, Portugal, en lo alto de una colina. Fué una promesa hecha después de salvarse de un naufragio al rezar frente  ala imágen de Cristo Crucificado que traía. Luego se desparramó la noticia de que era milagrosa, fijándose el segundo domingo después del día de Reyes. El ritual del lavaje comenzó con la limpieza hecha en la Iglesia en la semana anterior a la misa solemne. Este gesto tuvo inmediata repercusión, especialmente entre los negros por la asociación del señor Do Bonfim con Oxalá. El tiempo transformó una fiesta de origen portugués en una fiesta de gente de Candomblé, con todos de blanco, lavando toda la Iglesia con agua y flores, la misma con que lavan los elementos de los orixás. Desconfiado de los exageros, el clero prohibió  el lavaje por un largo tiempo, y sólo retornó después de 1963, no más lavándose el interior de la Iglesia sino solamente las escaleras, ahora conscientes de que estaban conmemorando el baño dado a Oxalá en la prisión del reino de Xangó.

Uno y otro hecho se refieren a las fases adultas y joven de Jesús, ambas identificadas con oxalá a través de dos formas.: Osagiyán y osalufón, siendo esta la razón de la perdida de la identidad original como Obatalá en el Brasil pues así eran mencionados antiguamente en los libros que narraban la historia del candomblé. Todo esto se superó después de Pierre Verger, aunque en algunos grupos continúa. En la realidad, Obatalá, osagiyán y osalufón llevan a creer que son divinidades distintas con cultos interligados, mas con ritos específicos.

 El sincretismo afro-católico es regional e identificado con tradiciones locales. En gran parte no hay unanimidad en las interpretaciones, lo que hace muy dificil unificar el calendario religioso. Por otro lado, el sincretismo impide al Candomblé de imponerse con mayor condición como religión. Por este motivo sus propios adeptos se denominan practicantes de una secta, desconociendo la extensión de diferencias entre las dos palabras.