“Por lo dicho, decreto que...:”
“No habrá acción vuestra, ni nuestra, que quede libre de derechos, excepto cuando previamente nosotros dispongamos lo contrario. Ello significa que, la caridad y su justa administración será cuestión exclusiva de vuestros Orishas, y en ningún momento de alguno de vosotros. Si una persona, por sus actitudes en vidas pasadas o en la presente, merece ser premiada con una caridad, librándola de derechos, será exclusivamente un asunto a determinar por nosotros, vuestros Orishas...” A partir del momento en que el mensaje de Orunmila fue recibido por los sacerdotes las cosas cambiaron mucho para éstos. La gente aceptó y se adaptó rápidamente al “derecho”. Por ello, cualquier Olorisha o babalawo, donde quiera que se encuentre, esta obligado a cobrar los AXE de Orisha para que sus rogaciones y trabajos tengan la bendición y el Asé suficiente; de lo contrario, y sobre todo si la situación se repite, puede llegar a perder el Asé y el privilegio que le ha sido otorgado por nuestras deidades. Después de repasar lo anterior, se comprende perfectamente porqué, iniciarse en nuestra religión, cuesta dinero; porqué recibir Ajagun (Orishas Guerreros), cuesta dinero; porqué recibir otras consagraciones y fundamentos, cuesta dinero; porqué hacer Elehan (asentar Orisha), cuesta dinero; porqué hacer Itefa (hacer ifá), cuesta dinero; porqué realizar una simple rogación o ebó, también cuesta dinero. También cada etapa de formación religiosa requiere un largo y duro camino a recorrer, así como un gran esfuerzo y tiempo de la vida útil de una persona, por lo cual ésta no sólo está limitada a recibir recompensa y reconocimiento por parte de los Orishas, sino, también de sus semejantes. Todo puede resumirse en largos años de esfuerzos y sacrificios en pos de una formación adecuada que les permita a los iniciados, estar en condiciones óptimas para ayudar a los demás. No hay diferencias entre el tiempo, el esfuerzo, el sacrificio, la disciplina y la dedicación que un iniciado dedica a su formación religiosa dentro de la Religión Yoruba Tradicional y/o Ancestral, y el que otro miembro de la sociedad, sea éste quien sea, dedica a formarse en cualquier otra disciplina del conocimiento humano. En ambos casos, tanto uno como el otro, son igualmente útiles a la sociedad, y por tanto, poseen los mismos derechos a ser remunerados material y espiritualmente por su trabajo. El sacerdote y/o sacerdotisa Orisha también es un ser humano; nace, vive y muere como todos los seres humanos; básicamente tiene las mismas necesidades materiales de vida que los demás, y el servicio social que presta a la humanidad, lo realiza en la tierra, entre los seres humanos, por tanto; también tiene que vivir como seres humanos.