Estas fuerzas en total son 200+1. Los Òrìsà, o divinidades benévolas, que habitan el lado derecho, son 400+1 (el +1 deja la posibilidad de aumentar el número de divinidades en ambos lados). Es por eso que existen nuevas divinidades o enfermedades nuevas tales como el SIDA. Cuando los africanos entran en contacto con nuevas religiones, tienden a adaptarlas. Es por esto que el cosmos Yorùbá es un muy elástico y sobre poblado alfabeto místico.
¿Cómo es posible entonces que las fuerzas benévolas y malignas cohabiten en el universo?
El punto es, que no existe una relación pacífica entre estas dos fuerzas. Siempre existe el conflicto. Las fuerzas del mal, están siempre luchando contra los humanos. Por eso es que en nuestra parte del cosmos, siempre existe el conflicto. Los conflictos siempre están a la orden del día, no así la paz. Cualquier cosa que se haga involucra una clase de conflicto. Cuando se desayuna, come o cena, no únicamente se crea un conflicto sino que además posiblemente tuvo que ver con la muerte de algunas cosas en el universo. Cuando sale de su auto, pudo haber matado algunos insectos, plantas y otros microorganismos.
¿Cómo es que nosotros podremos tener paz en nuestro lado del cosmos?
Para la mayoría de los Africanos, los sacrificios se realizan con el fin de lograr que trabajen para nosotros teniendo, como resultado, paz. Los sacrificios deben involucrar a todas las fuerzas, tanto malignas como benévolas, así como a los humanos. El sacrificio, es la manera de comunicarse con las fuerzas sobrenaturales, para hacerles presentes nuestros problemas. Una vez que los sacrificios han sido aceptados o recibidos, todas las fuerzas están comprometidas a trabajar para los humanos y así lograr resolver los problemas y lograr la paz.
Los Yorùbá utilizan con frecuencia pollos para sus sacrificios. ¿Por qué es esto? El pollo, acompañó a las divinidades en su viaje del cielo a la tierra. El pollo fue quien aflojó el abono, para ser traído desde el cielo por las divinidades y así, ser esparcido, en forma acuosa, por todo el mundo, antes de que la tierra apareciera. El pollo fue el primer habitante de la tierra, es por eso que para ellos no hay problema en resolver el acertijo que dice: ¿Qué fue primero el huevo o la gallina?
El hombre tiene la tendencia de hacer uso diario de las cosas que le dan buenos resultados. Un buen ejemplo son el caballo y el camello. Por eso, cuando quiere enviar mensajes al cielo, hace uso del pollo porque recuerda que fue él quien acompañó a las divinidades en su viaje a la tierra y es un conocedor tanto del cielo como de la tierra, y por lo tanto un buen intermediario.
El sacrificio ha sido motivo de controversia entre muchos estudiosos, sin mencionar a miles de evangelistas que siguen activos en África. El sacrificio Africano ha sido mal entendido. Para Yorùbá, representa la manera de reorganizar el universo a favor de los humanos. Los Africanos piensan que hablar no es suficiente para comunicarse con los seres sobrenaturales. ¿Cómo podemos estar seguros de que Olódùmarè entiende nuestro lenguaje o el de todo el mundo?, ¿Cómo es que los animales, que no hablan, pueden comunicarse con Olódùmarè?
Piense en las hormigas, si Ud. pone un poco de miel en la mesa, al día siguiente encontrará hormigas. Su sentido del olfato está mucho más desarrollado que el nuestro. Es por esta razón que no debemos pensar que somos todo y lo demás es nada. Muchas personas ni siquiera pueden oler la sal o el azúcar. Por eso es que los rezos o el habla no son suficientes para comunicarse con las deidades. Cuando se lleva a cabo un sacrificio y es dedicado a la divinidad que indicada, una divinidad juguetona que comparte conocimientos de ambos lados del universo, tanto derecha como izquierda, se encarga de reportarle a Olódùmarè todo lo que pasa. Esta divinidad se llama Èsú, es buena pero las 200+1 deidades malévolas también son sus hijas.
Como puede ver, es difícil comunicarse directamente con el dios Africano. No es como en las otras religiones donde el contacto con el dios principal es directo. Además, Olódùmarè creo ambas fuerzas, el bien y el mal. Les dio Àse (energía vital) a cada lado. Nos podemos preguntar porque lo hizo. Porque sabe que un problema siempre tiene dos lados o versiones. Cuando se habla del bien se debe presuponer que también existe un mal, porque no puede existir el bien sin el mal.
Por ejemplo, si alguien enferma y a través de un medio, se le pide un sacrificio, este debe ser no sólo para las divinidades del lado derecho sino también para las del lado izquierdo. El hombre no ofrece el sacrificio a las fuerzas de la derecha, sino a sus divinidades en la izquierda. Pero Èsú, que comparte elementos de ambos lados, es quien recibe el sacrificio y lo comparte con ambos lados, así, todos contentos. Èsú le ordenará a las fuerzas de la izquierda, que se alejen de la persona afligida. Así, es como se logra la paz, al menos temporalmente, porque mañana será otro día. Es por esto que los sacrificios deben ser ofrecidos constantemente.
Esta manera de ver la vida difícil de entender, sobre todo en Europa y América. Pero es ésta una forma interesante de ver la vida, porque implica que cada uno de nosotros es, en cierta medida, responsable de lograr prosperidad. Así que si se quiere mejorar, hay que ofrecer sacrificios. La paz y la tranquilidad no son puestas como alfombra roja frente a nadie, debe ser buscada. Sea lo que sea, que se pueda quitar o poner, para lograr que el universo sea reordenado a su favor, tendrá que ser por medio del sacrificio.
Este puede no ser con sangre o comida, sino a través de acciones. Por ejemplo, cuando una viuda ofrece limpiar el trono de Ifá cada cuatro días, bailar y cantar ahí mismo, está ofreciendo un sacrificio. La idea Yorùbá sobre el sacrificio, es una importante contribución africana al pensamiento religioso, pero regularmente es mal entendido.