extraido del boletin de Proyecto Orunmila OCHA-IFA
del Padrino en la ceremonia de Yoko Osha.
Ernesto Valdés Jane Adé Yerí
En el Boletín anterior te comentamos algunas razones que justifican el por qué un Iyawó no debe iniciar a otra persona. En éste te traemos algunos comentarios sobre la necesidad que tiene el padrino de entregar a sus ahijados el Orisha Olo lorí y su Ángel de la Guarda.
El Orisha Olo lorí de una persona es la divinidad que se asocia directamente con el cuerpo material y espiritual de la misma. Se cree que tanto el cuerpo material como el espiritual están dotados de ciertas características que lo hacen singular e irrepetible. Son rasgos que ubican a la persona en una posición o rango que corresponde a valores en los que se encuentra vibrando determinado Orisha Ololorí que coincide con él.
El Orisha Olo lorí del padrino es la divinidad mediante la cual se establece el vínculo ancestral y genealógico de éste y de sus mayores con el sujeto al cual él le asienta Osha en las ceremonias de Iniciación denominada Yoko Osha. Este sujeto es el ahijado, al que el padrino tiene la obligación de entregarle en su iniciación el Orisha Ololorí que a él le fue consagrado.
En muchos casos el Orisha Olo lorí es el Ángel de la Guarda que se consagra en la ceremonia de iniciación de Yoko Osha. Como por ejemplo en los casos de Obatalá, Yemayá, Oshún, Shangó, Oyá, Eleguá, Ogún, Oshosi, Yewá.
Por diferentes situaciones, hay casos que en la ceremonia de Iniciación-para atraer la espiritualidad del Orisha Olo lorí- se necesita la intermediación de otra divinidad que se acostumbra llamarla también Ángel de la Guarda.
Según las costumbres conservadas por los afrodescedientes cubanos y aquellos que adoptaron esta cultura en el caso de individuos con Orisha Olo lorí Oduduwa, Osun, Babalú Ayé, Orisha Oko, Inle, Olokun, Babalú Ayé, Nana Buruku, Nanu, Obbá y Agayú, la Iniciación se hace con la intermediación de otras divinidades, que son los llamados Orishas de Cabecera: Obatalá, Yemayá, Oshún y Shangó y a esta acción ceremonial en la Iniciación se le llama "Oro". Por ejemplo:
- Obatalá con Oro para Oduduwa.
- Obatalá con Oro para Osun.
- Obatalá con Oro para Babalú Ayé.
- Obatalá con Oro para Nana Burukú.
- Obatalá con Oro para Nanú.
- Yemayá con Oro para Orisha Oko.
- Yemayá con Oro para Inle.
- Yemayá con Oro para Olokun.
- Yemayá con Oro para Babalú Ayé.
- Oshún con Oro para Obbá.
- Oshún con Oro para Agayú.
- Shangó con Oro para Agayú.
Existe un caso atípico y es cuando el Orisha Olo lorí de una persona resulta ser Osain. En estas circunstancias se pregunta y se consagra en la Iniciación de Yoko Osha a Shangó u Oshún sin hacer la mencionada acción ceremonial llamada "Oro". También existe la variante de no hacerle Yoko Osha sino hacerle lavatorio de Osha y pasarlo para Ifá, si es hombre.
Por otra parte, en Ilé Osha muy antiguas y experimentadas de la provincia de Matanzas en Cuba, existe la costumbre de iniciar a personas con Babalú Ayé o Agayú directo, sin la intermediación de ninguna otra divinidad. En esas casas-templo, Babalú Ayé es conocido por Asowano. Estos espacios religiosos se formaron con una fuerte influencia cultural de determinados grupos de África Subsahariana y la vasta influencia Ewé Fon procedente de la antigua Costa de los Esclavos, donde actualmente están los territorios de Togo, Benín, Este de Ghana y parte de Nigeria.
El Orisha Ololorí transmite el linaje y la descendencia de una familia religiosa acompañado por la divinidad mediante la cual se consagró, por está razón es imprescindible entregarlos en la ceremonia de Iniciación de Yoko Osha de cualquier individuo.
Por lo que se ha expuesto, constituye una norma rigurosa entregar en Yoko Osha el Orisha Ololorí y en el caso que sea apropiado, aquella divinidad mediante la cual el padrino lo alcanzó y así poder transmitir linaje, descendencia y algo mágico y divino que es el Ashé de la Familia.