Bibliografía: CONTRlBUCIÓN AL ESTUDIO DE ESHU
-El principio dinámico de la vida, guardián de los límites, comunicador.
Autor: Bàbálórisà Milton Acosta Òséfúnmi
Dizem as más línguas
Que Exu é o diabo;
então você que é santo
seja quem lhe segure o rabo!
(Curimba carioca)
LA LEY DE ESHU
Habiendo hecho un pequeño viaje por el tiempo y la geografía, sólo con el objetivo de mostrar la coherencia de los sistemas naturales con el compromiso recíproco entre el hombre y las divinidades, cumple volver al tema específico de este trabajo. Nuestro tema es Eshu, el caminante, señor de las comunicaciones, y nos pondremos de lleno a evaluar sus significaciones.
Según hemos aprendido, la llamada Ley de Eshu descansa sobre tres columnas principales, que luego desarrollarán a su vez fundamentos accesorios. No hay un orden rígido en esta enunciación, pero generalmente suele citarse siempre en primer término el punto siguiente.
LA PALABRA DE ESHU ES LEY. Este punto aparece como muy claro en su sentido, sin embargo vamos a desarrollarlo conceptualmente aún sin tener necesidad de efectuar una exégesis. Como oba ara -dueño del cuerpo físico, límite entre orun y aiye- es función de Eshu la absorción y la secreción de la materia, esto es lo que entra y sale luego del cuerpo. La comida entra por la boca, pasa por el aparato digestivo y se procesa, sale cambiada por los agentes químicos en forma de materia fecal por el extremo del recto. Tenemos pues un punto A de comienzo, un punto B de fin de procedimiento. Entre A y B se operaron procedimientos químicos biológicos que retiraron del alimento los elementos nutrientes, transportando la energía a través de la sangre a todos los demás órganos y tejidos. Orificios de entrada y salida pues, son de Eshu, aunque muchas veces se asocie el intestino con Shapana -y no discordamos tampoco- vemos en ellos plasmados la función integradora/desintegradora/reintegradora que se puede simbolizar por el círculo. Nótese que además son zonas de gran sensibilidad y vinculadas consciente o inconscientemente con el placer y el sexo.
Pero la boca, además es la sede del habla, donde el aire se vocaliza y se establece un sonido que puede ser entendido por otros.
Eshu es comunicador, y por tanto en los sistemas oraculares africanos es quien traduce las palabras de los orishas al hombre, puesto que sin este servicio realizado por él, los odu o caídas del delogun o los iki serían ininteligibles. Su función de mensajero, además, en la que cada mensaje debe llegar en tiempo y forma para que no se produzcan desequilibrios -y por la que es remunerado convenientemente, en forma lógica-, en fin, todo esto se desprende del enunciado en su cristalinidad. Pero hay más: por ser Eshu transmisor de la palabra está sujeto a ella. De esta manera, cumple la ley. Es responsable de ella como sujeto jurídico activo y pasivo a la vez. Y esto significa que, Eshu cumple con lo que dice... 0 no es Eshu.
"Todo Exu, que ri
quando fala, fala em sério" .
El otro eje de acción o lado del triángulo funcional del fundamento, es transmitido más o menos con el siguiente axioma:
ESHU NO LLEGÀ: AL MUNDO P ARA SER UN ELEMENTO DE DISCORDIA
Como integrador, Eshu llega al mundo para ordenarlo, para situar cada cosa en su lugar y espacio temporal específico por medio de la movilización de cada átomo de energía. Claro está que estos movimientos se realizan también en medio de la fricción de los elementos, pero hay que recordar que no solo controla la palanca que acciona la máquina sino también el botón que la para. Entonces, ataque y defensa no son sino dos caras de una misma moneda, y un ataque sin motivo real -como todo absolutamente en la vida- provocará un efecto reactivo imprevisible. Por tanto, Eshu es un gran conciliador, ya que, dueño de los límites, guardián de ellos, debe saber obviamente controlar la energía para no despedirla. En otras palabras, el señor Eshu no llega al mundo para trompear a nadie -tiene modos más sutiles de devolver afrentas reales o supuestas- ni "cortar para la salida" como los chiquilines en la escuela, ni batirse a facón limpio en la esquina con otro Eshu con el triste motivo que es dueño de la encrucijada. Esas cosas, que desgraciadamente se escuchan y ven, son simplemente cuestiones personales de los seres humanos, no de Eshu. ¿A quien diríamos que Eshu es dueño de la magia como vehículo y ejecutor si le presentamos un Eshu tomando de los pelos a otro o repartiendo zurdas y derechas? Las sesiones de Eshu son festejos, donde cada elegbara hace su trabajo. Y en este trabajo lava las ofensas si las hay, sin alharacas, sin violencia, sin insultos. Hasta con alguna risadita pícara. Como un señor, como una dama.
Y tercer punto, que puede ser más polémico, trataremos de expresarlo en forma muy clara y contundente.
ESHU NO PUEDE OBLIGAR A SU APARELHO A EFECTUAR ACTOS QUE SEAN CONTRARIOS A SU NATURALEZA
Esto significa lisa y llanamente que no se puede culpar a Eshu (como así tampoco a ninguna energía espiritual) por nuestros gustos, opciones, disgustos, antipatías, etc.
En Psicología se llama "transferencia" a este proceso de desviar o desfocalizar sentimientos. Frecuentemente se traslada a la figura de Eshu, y especialmente a la de Pombogira, su contraparte femenina, toda una batería de comportamientos conscientes o inconscientes del individuo. Nadie es así o asá por recibir el elegbara de sexo contrario. Ni debe vestirse obligatoriamente con ropas que no se atrevería a vestir en su vida común. Pero si el hijo acepta un determinado estilo de vida, muchas veces canaliza, Pombogira mediante, todo el torrente psicológico individual, pudiendo ser mucho más libre, auténtico o frontal por elección personal, nunca como una condición sine qua non impuesta por la entidad.
En síntesis es este triángulo el que se transmite normalmente a todo candidato a iniciarse en el culto de Eshu, la base de un sistema de códigos de ordenamiento en el que todo encaja perfectamente en un ritmo integral de la Naturaleza. Kimbanda es una celebración natural de lo natural desde el plano más cercano y afín al hombre, coronación de la Creación. Enfrenta la crisis existencial resolviéndola en la proyección del asimiento de las necesidades básicas del ser. Porque Eshu -y llámeselo de cualquier manera, inclusive Sombra o Animus, como los describe Jung- está en la base de cualquier sistema. Representa la raíz, la materia, la diferenciación y no puede existir espiritualidad sin haber satisfecho primeramente las necesidades básicas del ser pensante.
Nadie puede entregarse al vuelo del espíritu si padece hambre o dolor. Integrar la materia a la chispa divina sin renegar de ella, es amar al Creador. A no ser que la materia no haya sido organizada o creada por Él. Eshu es fuente de vida, es transmisor del impulso de multiplicación. Si algunos ven en esta función primordial la aceptación o iniciación al pecado -concepto éste lejano a la mentalidad tradicional, entendiendo como tradicional a toda formulación religiosa con tendencia a glorificar en vida al Todo, sin esperar un incierto temible "más allá"- queda a su criterio.
Nosotros, y cada vez más el pronombre se hace más efectivo, nos sentimos felices de vivir en este planeta, honrando la vida y sus vicisitudes como un don del Absoluto con el objetivo de crecer, aprender, ligar los distintos planos de esa realidad total. Sentimos el gozo de compartir este mundo con otras realidades espirituales, y con otros seres humanos y criaturas, felicidad por ser parte y resolver cada paso con el criterio positivo que conduce al logro.
Pero no nos llamamos a engaño. La resistencia a la difusión del culto a Eshu tiene raíces profundas, seculares y fuertes: la Kimbanda elimina los miedos, y los miedos son la fuente de ingresos más importante de las jerarquías más conspicuas. Miedo al desborde, al placer de vivir, a la libertad, a la espontaneidad, al ser como se es, a lo desconocido, a lo afro, al demonio -chivo expiatorio de muchos- a perder adeptos...
Miedo, miedo, miedo. A ese miedo, los eshubandeiros contraponemos la felicidad de aceptarnos como somos en un mundo que es y vivimos aprendiendo a mantener relaciones cada vez más armónicas con ese mundo que, definitiva y absolutamente es tan nuestro como de los otros, aunque lo interpreten de otra manera. En fin, si alguien prefiere mortificarse y lamentarse atribuyendo al Mal todos sus sinsabores, allá él. Los cultores de Eshu preferimos realizarnos en este lado, porque lo único que llevamos es nuestra mente abierta a toda realidad. Lo otro queda, se pudre, se transforma.
" En casa de mi padre, muchas moradas hay. Yo voy pues a preparar un lugar para vosotros ".
Lo dijo Jesús. A buen entendedor...
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