POVO DOS MALANDROS

    Jefiado por Exú Zê Pelintra (no confundir con Mestre Zê Pelintra, forma de presentación distinta que llega en el Catimbó, especie de Preto Velho). Aquí nos referimos a "Exú" Zê Pelintra, dado que al recibir el apodo "Exú", como todas las demás Entidades de Kimbanda, se lo estaría asociando al lado negativo (desde el punto de vista de la Umbanda), al concepto del Mal o del pecado. Sin embargo, los practicantes de Kimbanda, sabemos muy bien, que a pesar de las formas de presentación que han escogido las Entidades para llegar, no dejan de tener Luz y pueden hacer tanto el bien como el mal. 

     Los integrantes de este pueblo, poseen las características típicas del malandro brasileño, aquellos que vivían a fines del siglo XIX en los barrios bajos. Amantes de la noche, las mujeres, la bebida, los vicios, el juego, la música, el baile y también de las peleas. Protectores de las personas que necesitan ser defendidas de delincuentes o de abusadores. Ayudan también a todos aquellos que andan por el mal camino, robando, prostituyéndose, etc, trabajando en un nivel sub-consciente y muchas veces sin que la persona se de cuenta, haciendo incluso creer al cliente, discípulo o "cavalo" que le "ayudan" para que los "trabajitos" en la calle rindan mejores frutos, siendo que al pasar el tiempo, sin darse cuenta, estas personas terminan buscando un trabajo decente, estableciendo un hogar, dejando vicios y malas juntas. Esa es la misión principal de estos Exús, guiar a todos los que andan por el mal camino, para que se conviertan en personas honestas.

    La mayoría de estos Exú, se visten con traje ( casi siempre de color claro ), sombrero de panamá, y traen su arma preferida: una navaja. Beben de todo un poco, pues para ellos lo importante es disfrutar lo que se tiene y en el momento, mañana se verá. Son mano-abierta, convidan a los demás con lo que tienen y comparten todo. Ayudan y escuchan a todos, encontrando soluciones inesperadas a problemas que parecían difíciles de resolver. Tienen el famoso código del malandro, ese donde la falsedad no entra y donde los amigos lo son para siempre, en las buenas y las malas.