No podemos extendernos mucho sobre el particular iniciático, por razones obvias pero trataremos de explicar su importancia. Comenzaremos respondiendo esta pregunta con otra.

¿Puede un cirujano operar sin desinfectar el lugar donde realizara dicha operación?

Obviamente la respuesta es No.

Desde hace tiempo se viene realizando en algunos Iles religiosos, lo que llaman “coronita” en la consagración. Hay iniciados que no se rapan por consideraciones o flexibilidad de sus Ìyálórìsà o Babalórìsà, argumentando que su situación social se lo impide. Esto es incorrecto y lejos de ayudar al iniciado lo perjudica grandemente.

El Irun (pelo) es un aislante y preponderante trasmisor de energías negativas. Al quitarlo litúrgicamente, la persona queda expuesta libremente a que todo el ritual que con lleva, penetre conforme a su necesidad, de manera intensa, en todo su astral. La persona que está destinada por su Orí a ser consagrada se supone que está maduramente preparada para ejercer su sacerdocio como es debido. El neófito debe de tomar absoluta conciencia de lo importante que es para él o ella, el permitir que se le rape el cabello.

Lo más importante en la construcción de un nuevo objetivo o en este caso de nuestro futuro destino como sacerdotes es una base sólida, si nosotros por prejuicios sociales o personales no aceptamos las reglas litúrgicas de nuestra tradición como deben ser y comenzamos a cambiar sus procedimientos estaremos mutilando, en primer lugar el legado de nuestros ancestros y en segundo lugar nuestro propio destino.

Imagínense ustedes si estamos destinados a ser consagrados y ya desde el primer día de nuestra iniciación ya comenzamos a no estar de acuerdo con el rapado por nuestro trabajo o presiones sociales.

De verdad creen ustedes que los Òrísàs podrán escuchar nuestras plegarias y ayudarnos a alcanzar nuestro bienestar. La palabra ebo (sacrificio) es fundamental en nuestra tradición. Si no somos capaces de sacrificarnos por nuestros Òrísàs como podremos después pedirles su ayuda?

Mediten al respecto y se darán cuenta de la importancia del cumplimiento estricto de nuestra liturgia. A quien únicamente estamos perjudicando cuando no se nos poda el pelo completamente es a nosotros mismos. No debe de consagrarse una Orí (cabeza) sin raparse.