El sincretismo de las religiones afroamericanas no se limita a conciliar las creencias y los ritos yoruba con las doctrinas cristianas.
En Cuba, por ejemplo, muchos Babaláwos y santeros (sacerdotes de la santería) son al mismo tiempo paleros, es decir, practican asimismo el palo monte o regla mayombé, una religión de origen bantú basada en el culto a los muertos en la que se utilizan plantas, minerales y otros productos naturales con fines mágicos.
Más animista que la regla de Ocha, la mayombé no tiene un panteón tan estructurado como ésta u otras religiones de origen yoruba.
Las potencias paleras invocadas por Nsambia, el Dios supremo —un dios tan lejano e inabordable como el yoruba Olódùmarè —, son fuerzas naturales puras como el agua y el rayo que, a diferencia de los orishas(Òrìsà), no admiten el antropomorfismo (aplicar cualidades humanas o animales a objetos inanimados).
Pese a estar más próximas a ellos que el Dios que les diera origen, los hombres no pueden dirigirse directamente a estas potencias tal como lo hacen con los santos católicos o con los orishas(Òrìsà). Para invocarlas, para imbuirse de su fuerza, los paleros tienen que dirigirse de hecho a los infumbes o innumerables muertos en los que se subdivide cada una de estas potencias animistas.
Aun siendo el más conocido, el palo o regla mayombé no es el único culto de origen bantú existente en Cuba. Otras reglas importantes son la briyumba, que combina los elementos estrictamente bantús o «congos» con los santos católicos y los orishas (Òrìsà), la musunde, la vrillumba y ese curioso batiburrillo de palo, santería, espiritismo y catolicismo que es la regla kimbisa. Aunque continúan manteniendo su identidad específica, estas reglas y otros cultos de distintos orígenes —como el de Abakuá, una sociedad secreta de ayuda mutua, o el de Arará procedente de Dahomey y que también se basa en los orishas (Òrìsà )— se combinan en mayor o menor medida en una unidad sincrética, no siempre fácil de disociar en sus elementos complementarios.
En todas estas combinaciones sincréticas, el palo o regla mayombé desempeña un papel esencial en la resolución rápida y eficaz de los problemas de la vida cotidiana.
Para resolver estos problemas, los paleros hacen honor a su nombre, ya que los ingredientes fundamentales de la mayoría de sus «trabajos» o ritos mágicos son palos troceados y pulverizados de distintas especies vegetales.
Por lo demás, la denominación de palero no sólo alude a estas brujeriles recetas, sino también a los palos o ramas de distintas plantas leñosas que coronan sus ngangas, las prendas o trampas con las que se apoderan de los muertos.
Debido a estas prácticas mágicas y a otras más estrictamente herbolarias, el conocimiento botánico de los paleros es quizás tan extenso como el de los ossainistas santeros (sacerdotes de Òsányìn) y abarca, por tanto, casi toda la farmacopea de Cuba.
En Brasil, por otra parte, además del candomblé, que se practica sobre todo en los estados de Bahía, Recife y Maranhao, y de la muy difundida umbanda, que cobró su forma actual hacia 1920 en Niterói, Río de Janeiro, existen varios otros cultos sincréticos de origen africano.
Entre los más conocidos figuran la pajelança, un culto tradicional propio del norte de Brasil en el que predominan los elementos cristianos y africanos, pero cuyos sacerdotes se denominan pajé como los antiguos hechiceros y curanderos de las tribus tupiguaranís; el xangó (Sàngó), un culto sincrético con fuerte influencia nagó que se practica sobre todo en los estados de Pernambuco y Alagoas; la quimbanda, que es en realidad una línea ritual del umbanda muy vinculada con la magia negra y con el trabajo ritual con Omolú, el orixá (Òrìsà) ligado a la muerte; y finalmente el batuque, que se practica sobre todo en la zona del Río de la Plata y tiene fuertes influencias del ocultismo y de la magia.
Para concluir con el tema de los religiones de Brasil, cabe citar la existencia en este país de 3 sectas o iglesias organizadas en los que el yagé o ayahuasca (Banisteriopsis caapi) es el sacramento principal: Santo Daime, UDV (Uniao de Vegetal) y barquinia. Aunque el sincretismo que dio origen a estas sectas tiene sobre todo raíces cristianas e indígenas —las 3 fueron fundadas por recolectores de caucho que habían entrado en contacto con etnias indígenas que utilizaban la psicotrópica liana para comunicarse con los espíritus—, una de ellas (la barquinia) ha incorporado varios elementos de la umbanda y pertenece, por tanto, al grupo de las religiones basadas en el culto a los orixás(Òrìsàs).
Aun así, la barquinia no deja de ser esencialmente distinta de todas las religiones afroamericanas, ya que, mientras en esta secta se utiliza una planta psicotrópica o enteógena para estos fines, en la umbanda y todas las demás religiones con orixás(Òrìsàs), los factores que inducen los trances, las posesiones y otros estados alterados de la consciencia son casi siempre los tambores, las invocaciones y los cánticos y, en algunas ocasiones, el alcohol.
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